martes, 21 de abril de 2009

sodomía y liberación



Compañeros y compañeras:

Más de una vez, algún compañero un tanto desorientado relata el caso de cómo, habiendo conocido un muchacha y a punto de consumar la relación, como quien no quiere la cosa sale el tema político y, para su sorpresa y desagrado, la tal se revela como una pequeña gorilácea portadora del más rancio antiperonismo. Herido en su más profundo sentimiento nacional y popular, el amigo, de acuerdo a sus convicciones, que le impiden hacer prevalecer sus instintos lascivo-individualistas por sobre su conciencia de clase, tras espetarle un lapidario "yo con conchetas oligarcas no curto", vístese y márchase sin más.
Irradiando satisfacción militante, lo cuenta el compañero.

Pues bien: no, no, y no. Jamás me cansaré de repetir cuánto daño le producen al Movimiento estas actitudes revanchistas, más propias de estúpidos e imberbes que de verdaderos cuadros fogueados y dispuestos a todo por la causa.
La mayor pureza doctrinaria dicta que, en coyunturas semejantes, la acción realmente revolucionaria es la de hacerse táctica y provisoriamente el otario, dejar la cuestión ideológica para después, y por el momento proceder a toda clase de regodeos depravados, dado que:
1. la vida es una sola y hay que disfrutarla, compañeros;
2. es más difícil —y doloroso— derribar un muro de gorilismo dándose la cabeza contra él, que dedicándose, con férrea paciencia militante, a abrirle una brecha por donde pueda ir penetrando la semilla populista.
Una vez rendida y entregada la plaza, recién entonces puede comenzar el proceso de adoctrinamiento. Si la cosa marcha, uno podrá blanquear su negritud peronista, y de allí en más se tratará de convencer a la antipopular de que no habrá metrosexual PRO, no habrá correcto y soporífero cívico, no habrá iluminado trosko que la haga sentir lo que un peronista de ley. Y así, compañeros, habremos ganado un alma más para la causa; por lo menos mientras nos siga dando pelota, pues cabe el riesgo de que en algún improptu reaccionario abandónenos por algún rugbier del montón, y retorne a su clásica vida de superficialidad y consumismo; pero no importa, compañeros: se irá, sí, pero con la brecha abierta.
Por cierto, hay que ser concientes de que a una personalidad formada por años de educación burguesa, la verdad justicialista no puede entrarle naturalmente; si entra, entrará contranatura. Es decir, se impone necesariamente la sodomía. Porque es así. Las "verdades" del capitalismo antinacional, entran por el bolsillo. Las "verdades" del materialismo dialéctico, por el intelecto. Pero, como bien reza esta nueva verdad peronista que estreno en exclusiva para ustedes, directamente del General, vía tabla huija:
Verdad Peronista Nº 21: a toda pequeñoburguesa colonizada, si está buena, las verdades peronistas le entran por el orto.
Todo esto viene a cuento del debate entre compañero D'Elía y el cómico Fernando Peña. Que tanto entusiasmo y ahesión ha despertado en la peronosfera. Bueno: los entiendo, compañeros, pero ojo. El compañero D'Elía es un cuadrazo, un dirigente social de base de aquéllos, y es tan entrañablemente querible como el compañero (q.e.p.d.) Herminio Iglesias, justicialista y trabajador; pero desde el punto de vista propagandístico, el Luis suele ser tan efectivo como aquél quemando el cajoncito. O sea.
La opinión generalizada es que Luis lo hizo mierda al amigo Peña. Bueno: es la opinión generalizada entre los compañeros, que de antemano estaban de acuerdo; me temo que por fuera de ellos haya producido el mismo efecto.
Y, vamos... Peña... Poco se me podría ocurrir un especimen más sodomizable que Fernandito. Hablo, desde ya, en sentido figurado, no quiero con esto hacer referencia a su condición de guéi —porque Peña es definitivamente un guéi; por más que él se autproclame "puto", lo hace sin derecho, pues como tan bien han establecido estos compañeros:
Verdad Peronista Nº 22: el gorila es guéi; el puto es peronista.
A lo que voy. Este muchacho está servido, como para comérselo crudo en una brochette. Facilísimo. Bastaría con no entrar en el juego, con no enojarse. No enojarse es fundamental. El dirigente peronista debe demostrar siempre, siempre, no digo compostura, pero sí aplomo. Al menos ante las cámaras, y más que nunca ante las cámaras enemigas (TN, Lanata). El enojo, en cámara, da como síntoma de debilidad.
Hay que estar enojado para ocupar un terreno sin uso y fundar un asentamiento para familias sin techo; para cortar calles cuando cuadra; para tomar una comisaría que asesina compañeros. Está muy bien, y lo entiendo. Pero todos los delías y morenos del movimiento, que hacen muy bien lo suyo en la trinchera, todo mi respeto para ellos, deberían aprender a dirigirse a la sociedad, o abstenerse de hacerlo; como un boxeador que en la conferencia de prensa le cede la palabra al mánager. Para no cagarla.
No hay que enojarse, caramba, contra quien no es el enemigo. Fernando Peña no es el enemigo, pardiez. Será a lo sumo, y tal vez sin darse cuenta, el penúltimo pichi landi del enemigo. Tratarlo de oligarca vendepatria es un error, porque responderá que ni es ni oligarca ni vende la patria.... y con razón. Sencillamente no lo es. No, no es eso lo que habría que decirle. ¡Tantas cosas más acertadas se le pueden decir a los peñas!

Por ejemplo: ¿por qué estás tan enojado con nosotros? Porque hay algo muy cierto, nosotros lo sabemos y no obstante se ha instalado —hemos dejado que se instale— la idea contraria; pero la relidad es que nosotros, los peronistas, somos (lejos) los más tolerantes, abiertos, los menos machistas, sexistas, racistas, homofóbicos, clasistas y discriminadores que hay. De paso: los más divertidos; nada más amargo que un gorila. ¡Ustedes lo saben, compañeros, yo lo sé! ¡Pero ellos no! ¡Creen que es exactamente al revés! ¡Hay que decirlo, hay que hacerlo entender!
No hay que decir "odio a los rubios". Es tonto, es caer en la trampa, caramba, caramba. A Peña hay que decirle que los verdaderos fascistas: la derecha, la Iglesia, los patroncitos de estancia, y todos los etcéteras, nos acusan de fascismo a nosotros, que somos todo lo contrario, y vos como un chorlito les creés. Fernandito: sos un cómico genial; pero cuando te metés en política, bueno bueno... Usá tu genio: inventate un personaje de señorona copetuda que destila mierda y amargura mientras le ponen el casco ése en la peluquería; imaginate, usando tu genio, cuáles serían las posiciones ideológicas y la profundidad política de esa señora... y comparalas con las tuyas, ay, Fernandito. A ver si así te hacés una idea de lo que proclamás...
Sé que, como en el ping-pong de preguntas y respuestas de Feliz Domingo, es más fácil desde casa que estando ahí; sé que es jodido si se te meten con la familia, eso a un negro peronita no se le hace; pero cuando Peña dice "tu hijo no sabe hilar dos palabras", no se le reponde "callate gorilón", sino: Fernandito, vos que sos guéi, transgresor, etc., debe romperte tanto las pelotas que te juzguen... ¿Por qué juzgás vos, entonces? ¿Te parece?
Si Peña te acusa de corrupto, no hay que amenazarlo con los tribunales. Es gastar TNT en chimangos. Hay que decirle: decís eso sin la menor prueba, lo que pasa es que claro, como soy dirigente social y peronista, ergo soy corrupto. Si serás bobo. Mirá: trapitos sucios hay en toda familia, lamentablemente; nadie está exento; pero los que instalaron que los corruptos somos nosotros, no es que se quedaron con algún vuelto, nomás; son los que repartieron millones de dólares en sobornos al senado para terminar con la leyes que mal que mal protegían al trabajador. ¿Puede haber peor corrupción que ésa?
Por las pavadas de Peña no hay que indignarse. Hay que burlarse de ellas.

D'Elía la pifia también al explicar el bife que le metió al artefacto ése en la plaza. La verdad es que no estuvo bien: cayó en una provocación, y caer en provocaciones es darle pasto al enemigo y servirse en bandeja. A Peña tenía que decirle: "si un tipo te grita puto, te le cagás de la risa. Pero si te persigue toda una cuadra diciéndote puto de mierda en la cara, aunque no sos un tipo violento, capaz le terminás metiendo un cazote, ¿o no? No debería haberlo hecho, pero entendeme, soy humano" —y punto. Defender el sopapo, por merecido que el tal haya sido, es darle letra a los que nos acusan de violentos.


En fin... o sea. Fernando Peña. No jodamos, compañeros. Apuntemos un poco más alto.


Y de ello hablando... en TN, bueno; ahí si ya nos aproximamos más a lo que vendría a ser el enemigo en concreto, pero, pero, pero: ahí tampoco hay que enojarse. Gritarles en la cara "ustedes son una pistola en la nuca de la democracia", por cierto que sea, no sirve. Le sirve a ellos; todos los bonelis del mundo aprovecharán para poner cara de "pero ven cómo son éstos, ven lo locos que están, son unos sacados, ahí tienen".
¿Que Lilita y Morales hacen lo mismo o peor, 25 veces por hora y nadie les dice nada? Ajá, ¿y qué? ¿Que vamos a esperar del enemigo? ¿Que juegue limpio? ¿Que sea leal? ¿Que no mienta? ¿Y vamos a esperar de la clase media que no se crea la patraña? ¿Es que no aprendimos todavía las reglas del juego? La guerra es la guerra; esto es Argentina y no el país de la gominola, voto a bríos. Menos queja y acusación acerca de lo malos que son ellos, compañeros, y más lucubración acerca de cómo se pueden aprovechar con viveza los pocos espacios que no les quede más remedio que brindarnos.

Hay que distinguir entre las consignas que sirven para arengar a la propia tropa, de las que pueden funcionar para descolocar y confundir al enemigo, y a los mentecatos que les pretan oídos.
Si te invitan, hay que aprovechar esos valiosos minutos para señalar, en la mismísima pantalla de TN, esos hechos tan obvios que hasta el más palurdo televidente tenga que reconocer como ciertos. Hay que decir: muchachos, ustedes son más tendenciosos que El argentino. Cuánto hace que no veo en Clarín el menor análisis profundo de lo que sea, ni una mínima investigación de nada: lo único que hacen es agarrar cada noticia y ver cómo la pueden presentar a modo de palo para el gobierno. Hay que decir: son muy burdos, muchachos; se pasan una semana machacando con que el gobierno los interfiere, y cuando se sabe que fueron cagadas de un operador en Yucatán, se hacen los nabos y no se toca más el tema; ni hablar de un pedido de disculpas tras tanta sospecha infundada. Hay que decir: son tan evidentes, amigos, los que hasta hace un año eran una manga de impresentables: Cobos, De Narváez, Juez, Schiaritti, Duhalde, Chiche ídem, los Rodríguez Sáa, ¡Barrionuevo!, ahora los tratan con neutralidad, cuando no directamente como a niños mimados, con tal que se opongan al gobierno y apoyen al "campo". Y todo así. Ustedes comparan a Néstor con Hitler (???), pero usan métodos propios del Dr. Goebbels, muchachos.
Pero lo peor, queridos míos (siempre con una sonrisa, siempre con firme serenidad), es que ustedes, la prensa, pueden y deben ¡para eso están! criticar al gobierno de turno; pero cuando con tal de perjudicar al gobierno se dedican a pintar sistemáticamente el cuadro lo más sombrío y pesimista posible sobre el país, exagerando al extremo todo lo malo y negando todo lo bueno, lo que hacen es espantar a posibles inversores, turistas, que en su país leen que acá estamos mejor que en muchas otras partes, es lo que dice la prensa extranjera cuando se acuerda de nombrarnos; pero si se les ocurre echar una ojeada a clarín.com se harán a la idea que esto es peor que Haití o Burundi, y se irán con sus dólares, euros y yuans a otra parte. Ustedes son, en parte, responsables de que las calificadoras de riesgos varios siempre nos pongan peores notas de las que merecemos. En definitiva: ustedes, más que de antiK, operan de antiargentinos.

¡Ah, decirles esas cosiyas en su propia casa! ¡La gloria! ¡La gloria! Y como bien decía el compañero Nietzsche: ¿aspiras a la gloria?, ¡renuncia al honor! Hay que dejar de lado las ofensas, la irritación, el orgullo herido; hay que ser más inteligentes que ellos, que ¡vamos!, tampoco son einsteins y no es para tanto; y meterles el dedo donde más les duela, en vez de ir a vomitar la bronca personal.

Lo que buscan es sacarlo a uno de quicio. Y uno... lo tolerante no quita lo cabrón, y muchas veces lo logran. Error. Peligro. Así nos quitan la fuerza. La fuerza que tenemos radica en que: los peronistas, guste más o guste menos, somos los que sabemos hacer lo que hay que hacer; somos los que sabemos gobernar. Somos los que no tenemos que rajar de Casa Rosada siempre, pero siempre, unos meses o años antes porque se nos fue la cosa de las manos.

La peor derrota, creo yo, de la 125, es que habiéndose armado un quilombo padre que paralizó el país... ¡por una suba de unos puntos en los derechos aduaneros de un producto agropecuario! Repito: ¡por una suba de unos puntos en los derechos aduaneros de un producto agropecuario, se paralizó un país! Y la peor derrota, decía, es que en el momento, y más por torpeza propia que habilidad ajena, quedó instalado como responsable por el quilombo 100% el gobierno, y cero los productores del producto. ¡Caramba!
Y hay algo, un gran verdad, que el General siempre supo muy bien y la Tendencia nunca entendió:
Verdad Peronista Nº 23: al pueblo peronista le gusta la joda, pero el quilombo no.
¿Eh, compañeros? No sólo a la "gente", no sólo a la clase media; hasta el más humilde groncháceo desea que la realidad no le rompa las pelotas; y aceptará, apoyará y/o se meterá en un quilombo recién cuando no quede otro remedio, como último recurso, y no al pedo.
Por eso, y no por otra cosa, las segunda tanda de protesta rural, la de este año, hubiéronsela de meter en el íleon. Los compañeros gobernantes aprendieron la lección, parece. No se sacaron. Se sacaron los otros, de puro envalentonados y gallitos que venían. Los quilomberos fueron ellos; así les fue.

Después de la puta batalla retentiva, si por supuesto el gobierno no está ni lejanamente tan fuerte como en su mejor momento, mucho menos está tan débil como cabía imaginar. Tanta cagada que se mandaron entonces que yo, francamente, no apostaba dos patacones por el futuro K. Pero la remontaron, dado el contexto, asombrosamente bien. Y con todo en contra. Se vino la hiperarchimegacrisis, la que voltea bancos, multinacionales y gobiernos como moscas, y acá apenas sentimos algún que otro cimbronazo. Hay que decirlo, carajo. Es evidente. Con todas las de perder, se recompusieron (como sólo un peronista lo puede hacer). Es algo que cualquiera lo entiende. Pero sobre todo, hay que transmitirlo. Hay que irradiar confianza, seguridad, aplomo, que tenemos con qué. Aplicar las técnicas del yudo, y que sean ellos los crispados; los que lancen apocalipsis escupiendo saliva y gesticulantes. Que su propio envión los haga terminar de trompa en el piso.

Conclusión: pase lo que pase y vaya como nos vaya el 28J, tenemos gobierno para rato. La lucha es larga. Calma, compañeros.


Aclaración necesarísima para las compañeras de la Rama Femenina: lamentablemente, la Verdad Nº 21 a la inversa no funciona. Por cuestiones operativas, no es posible la peronización masculina por vía sexual. Siendo así, con vistas al triunfo de la revolución justicialista, lo ideal sería que toda mujer argentina, sea compañera, gorila o apolítica, tanto da y como sea, revolcárase únicamente con peronistas convencidos tal como, por poner un ejemplo a mano, este humilde soldado de la causa. Viva Perón.

2 comentarios:

El Conurbano dijo...

"la relidad es que nosotros, los peronistas, somos (lejos) los más tolerantes, abiertos, los menos machistas, sexistas, racistas, homofóbicos, clasistas y discriminadores que hay. De paso: los más divertidos; nada más amargo que un gorila."

Ma-ra-vi-llo-so.

También me gustó mucho el caracter de la conlusión.

sebastián dijo...

Bueno, pero qué primer comentarista. Un lujo. Así dan ganas.